¿Que es una mujer? A ver, en su sentido más simple una mujer tiene tetas y vagina. Así se ponga pantalones se vista como “hombre”, igual debajo de todo ello, sigue siendo mujer. Aún así se someta a cambios más drásticos como operaciones, intervenciones metálicas del cuerpo para quitar o sumar, sigue siendo ,por dentro, mujer. Puede aparentar ser físicamente como un hombre incluso después de esos sometimientos, pero seguirá siendo mujer.
¿Nuestros sistemas son totalmente diferentes? Biológicamente son muy complejos y podrían hacernos sentir de manera distinta quizá. En todo caso la única diferencia que existe entre el cuerpo de un hombre y una mujer es su aparato sexual reproductivo, porque los demás sistemas todos son los mismos, y en su mayoría. Digamos, que somos biológicamente iguales pero distintos en cierto punto, pero más nos parecemos que lo que nos diferenciamos. Sin embargo, hay una sensación que sale del campo de lo objetivo y biológico que nos hace sentir como si fuéramos incluso de distintos planetas, los hombres de Marte y las mujeres de Venus.
Y creo que alrededor de esta sensación hay una cantidad de información y estímulos que nos hacen sentir esa diferencia como algo abismal.
Si tuviera que recordar a los hombres más cercanos de mi vida, mi papá y mi hermano, diría primero que yo de niña sabia que tenía una familia, tenía un papá y una mamá, también dos hermanas y un hermano. Mi hogar digamos que siempre ha sido un universo femenino, hasta la mayoría de nuestras mascotas eran féminas también. Ahora tengo 3 perras.
Mi madre y padre eran la máxima protección que tenía, sin embargo siempre dibujé a mi papá mucho más grande que a mi mamá, cualquier parecido con la realidad no era pura coincidencia, yo asociaba a mi papá con un oso y a mi mamá con una coneja, como una vez en un sueño que tuve. Mis hermanas, que me llevan 10 y 12 años, paraban pintándose y saliendo todo el día y a mi me encantaba hacer lo mismo pero cuando lo hacía sin ellas, terminaba toda su ropa pintada y el cuarto hecho un desastre por lo que nunca me dejaban jugar si ellas no estaban, y con lo mucho que salían pues tenía que descartar uno de mis juegos favoritos. Lo mismo hacia con la ropa de mi madre, tacos, abrigos, perfumes, collares, carteras, etc..
Pero yendo un poco más atrás, recuerdo que mi máximo referente de mujer eran las barbies, era una mujer chiquitita, una adulta chiquita y yo intentaba reproducir la vida de esa mujer chiquitita debajo de la mesa del cuarto de juegos. Entre sus vestidos, muebles, ollas y kenes (masculino de Barbie) yo intentaba jugar a la vida de la mujer pequeñita.
A falta de ken, agarraba payasos y una seríe de monigotes aparentemente masculinos que me ayudaban en esa parte del juego, la mejor parte por cierto, y con lo que con frecuencia hacia era calatearlos y que se dieran besitos. Pero recuerdo que en un momento solo tenía Barbies y no kenes, aunque creo que nunca llegué a calatear a dos barbies y darle besitos a falta de ken, no me hubiera parecido ilógico o raro. Igual, creo que siempre buscaba la forma de encontrar ese masculino, por alguna extraña razón o, más bien, idea preconcebida.
Había heredado las barbies de mis hermanas y mi hermano, 5 años mayor, jugaba con soldaditos, bombas y playmobiles. Y a mi también me encantaban sus soldaditos y me gustaba jugar con él mucho, lo disfrutábamos. Jugábamos a las peleas, nos disparábamos dardos, nos íbamos a las manos, yo era Andrómeda y el Seya de los caballeros del Zodiaco. Lanzábamos una cuerda por el balcón de mi casa y él hacia el contrapeso para que yo pudiera subir escapando del agua de los tiburones. Si éramos un quipo de espionaje yo era la mujer bomba y llevaba la mercancía, él era el especialista en hacer las conexiones para que las bombas funcionaran…, veíamos supercampeones y robocop , también Candy y las superpoderosas. El también jugaba con mis barbies, yo compartía mis barbies y el sus soldaditos. Yo le decía que el soldadito se casaba con mi Barbie pero recuerdo que, de alguna u otra forma, el soldadito siempre terminaba asesinando a mi Barbie. Era entonces cuando mi hermano se cansaba de jugar.
Cuando fuimos creciendo el fue alejándose de mi un poco, las tres mujeres dormíamos en un cuarto y el siempre dormía solo. Estábamos las tres en un colegio y el en otro.
A mi nunca me han pegado, porque digamos que mis padres no tienen esa forma de enseñar a través del golpe, pero una vez, mi padre, supongo que en su proceso de búsqueda de un método para aleccionar a sus terribles hijos, nos castigo cuando ambos hicimos una travesura, a mi me gritaron y a él le dieron con un chicote (látigo de paja). Le pegaron.
Al primer chicotaso, mi papá paró y para siempre. Que se habrá venido a la mente de mi padre cuando vio a mi hermano llorar, mi padre alumno de curas franciscanos del Lasalle y cadete de la escuela militar en los años 60, para que su mano temblará y deje de atisbar lo que pasaba por su mente.
Fue entonces como fuimos creciendo y nos comenzamos a sentir diferentes, incluso hubo una época en la dejamos de jugar, pelar en broma, o en verdad, a ni siquiera hablar, conversar, incluso vernos. El era hombre, yo mujer, comenzamos a crecer y nuestros cuerpos cambiaron y ahora cuando me cambio con la puerta abierta, lo hago detrás de ella, él es un poco más conchudo pero igual. Y si entra y estoy desnuda, pues para él es normal y para mi también pero algo de pudor siento, a diferencia de cómo cuando éramos niños que podíamos ducharnos, jugar entre manos y cuerpos, ser Andrómeda y Seya.
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